Cibeles y su gemela: o de cómo el mito de la diosa cruza fronteras y esconde secretos

Cibeles es uno de los símbolos de la ciudad Madrid más querido y más conocido.

Para los que no lo sepan en la homónima plaza se halla la fuente monumental de Cibeles, proyecto de la Ilustración de la época del rey Carlos III, inaugurada en 1777 junto con el Salón del Prado.

Cibeles es la diosa madre, la madre tierra, la diosa de la agricultura, de la fecundidad, de la abundancia y todo cuanto esté vinculado con la tierra y la naturaleza.

Es un diosa de origen frigio – Frigia es una región que antiguamente formaba parte de Asia Menor y ocupaba la mayor parte de la península de Anatolia, en el territorio que actualmente corresponde a Turquía -.

Cibeles es esposa de Saturno – sí el mismo Saturno que más adelante “devorará” a sus hijos. En realidad sólo los guardó en sus fauces para que no se cumpliera el oráculo que preveía su decadencia a favor de sus hijos -.

Siendo la esposa de Saturno y madre de sus hijos es entonces la madre del más conocido de ellos: Júpiter. Como bien es sabido en la tradición romana el Olimpo griego se absorbe en el politeísmo del Imperio asumiendo otros nombre. En la tradición de la antigua Grecia Cibeles y Saturno son Rea y Cronos.

Cibeles está representada casi siempre de la misma manera. Sentada en un carro tirado por dos leones, porta vestimentas frigias y una corona con forma de muralla. Tiene en la mano las llaves que dan acceso a todas las riquezas de la tierra, y una cornucopia repleta de frutos de la tierra.

El complejo escultórico de Cibeles es diseñado por Ventura Rodríguez. En la ejecución de la obra están Francisco Gutiérrez, que realiza la figura de la diosa y el carro, Roberto Michel los leones y Miguel Ximénez, todos los adornos.

Para el caso de Art Detective nos desplazamos de continente.

¿Sabéis que Cibeles tiene una gemela en México?

Para los que me conozcan es nota mi pasión y mi profundo amor a México. Ese interés qué remonta en años y años de estudios y curiosidades me ha llevado a viajar y vivir en México en diferentes ocasiones.

Si vais a Ciudad de México, paseando por la colonia Roma, entre avenida Oaxaca, Medellín y Durango, os encontráis con una gemela de la Cibeles madrileña. La copia mexicana está hecha en bronce y es igual de bellísima e imponente que su hermana. Y de hermandad se trata porque las dos fuentes representan la hermandad de los pueblos mexicanos y españoles, la unión y el agradecimiento que España le brinda a México por la época del exilio debido a Guerra Civil española. Muchas familia se mudaron y asentaron en México y de hecho la fuente se realizó gracias a los donativos de los residentes españoles de México.

Fue inaugurada el 5 de septiembre de 1980 por el presidente José López Portillo y el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván, realizada con un molde de la original, molde aprovechado después de una remodelación hecha para la fuente de Madrid.

Y no termino con eso en los misterios y secretos de “las Cibeles”.

¿Os habéis fijado alguna vez en todos los demás elementos que componen la fuente?

Detrás del carro se pueden apreciar dos niños semidesnudos, o amorcillos, uno arrodillado arrojando agua desde un ánfora, el otro de pie sosteniendo en sus manos una caracola, con los brazos levantados hacia su compañero.

Otro elemento que siempre me llamó la atención se encuentra justo delante de la diosa. Un rostro masculino que mira hacia arriba, con un chorro en la boca que arroja agua – del resto en una fuente difícil imaginar que haga otra cosa más que arrojar agua y el chorro seguro no lo pondrían en mano de Cibeles, de allí esta idea genial que nos narra más sobre la historia de la diosa – .

Esa parte de la escultura representaría a Atis.

En la mitología griega, siempre hay unos cuantos enredos, historias que dejan muy por detrás al posterior Lope que por historias complicadas no tenía igual.

Pero en la antigua Grecia la tradición mitológica da pie a centenares de historia fascinantes que casi siempre terminan en tragedia y con la transformación física – metamorfosis – de los personajes que las protagonizan.

Es este uno de los ejemplos de metamorfosis.

Atis es el nieto de Cibeles pero ella desconoce tener un nieto y por circunstancias siempre fortuitas se enamora de él. Atis a su vez está enamorado de otra. Al no ser correspondida la diosa se enfurece e idea un plan para que Atis se vuelva loco y no sea de ninguna otra mujer. Atis para evitar este triste destino huye a las montañas, donde se castra y desangra hasta morir. Cibeles, arrepentida, le resuscita  transformándole en pino. Así, Atis se convierte en el dios de la vegetación.

El carro de Cibeles tiene una piñas de ornamento que son los elementos vegetales de Atis/pino.

Y en último.

En el pasado en sus adornos también se numeraban un oso y un grifón, ambos con la función básica de arrojar agua.

Actualmente no están juntos a la diosa en la plaza de Cibeles. Han sido removidos pero existen. Si vamos al museo de los orígenes de Madrid los podemos admirar en el interior del magnífico patio renacentista de la casa que antaño fue la residencia de los Vargas.

¿Y los leones que tiran del carro?

Ellos también tienen una fascinante historia.

Pero éste es otro caso de Art Detective.