Las hilanderas: o cómo el antiguo oficio de tejer fue objeto de disputa entre la tierra y el cielo, entre dioses y humanos
En el anterior artículo de Art Detective dejamos pendiente por contar la historia de Minerva y Aracne, con motivo de La fábula de Aracne, una de las obras de Velázquez que se encuentra a su vez representada dentro de Las Meninas, del mismo autor.
Las Hilanderas o La fábula de Aracne es nuestro caso de hoy de Art Detective.
Esta es una obra que Diego Velázquez realizó en los últimos años de su vida, en 1655. En este cuadro, Velázquez juega con nosotros y con nuestra atención. La escena del lienzo está organizada en diferentes planos.
En el primer plano del lienzo, Velázquez, atento director de escena, nos presenta a las trabajadoras del telar en su taller, a las hilanderas así como recita su título más popular.
Pero si bien durante siglos el cuadro se ha visto sencillamente como la descripción del oficio del tejer y nada más, lo que Velázquez está haciendo en la obra es algo mucho más profundo.
La fábula de Aracne, título que da otro sentido y contenido a la obra, se encuentra ni más ni menos que al fondo de la escena.
Velázquez actúa como un director de teatro vanguardista, introduciendo varias escenas a la vez como un rompecabezas o como una pintura de Escher.
Pero no son solo dos sino cuatro planos diferentes los que podemos apreciar en Las Hilanderas o La Fábula de Aracne. Las trabajadoras de hilares, unas doncellas, el tapiz en el cual se admiran los personajes del mito de Aracne con dos escenas distintas – que contaré-.
¿Qué cuenta el mito y quién es Aracne?
El mito contado por Ovidio en La Metamorfosis –igual que en el artículo en el que cuento del mito de Apolo, Pan y Midas, mi referente narrativo será Ovidio– tiene como protagonistas de la escena a la diosa Palas (conocida también como Minerva o Atenea) y a Aracne, una joven mortal que ha tenido el atrevimiento de afirmar ser más talentosa que la diosa en el arte de tejer, las cuales entran en disputa.
En este enfrentamiento, las dos presentan unas obras magníficas, por lo que Palas arde en ira y castiga a Aracne por su atrevimiento, transformándola en araña que, como es sabido, es un animal “tejedor”.
En el anterior caso de Art Detective hablamos del cuadro de Rubens que se encuentra en el fondo de Las Meninas.
En esa escena Palas está a punto de golpear Aracne; la diosa presenta el brazo levantado y la mortal está en el suelo a punto de recibir el golpe.
La magistral sorpresa que Velázquez nos tiene preparada en su cuadro es genial. En el fondo del todo, al final de la escena, apenas visible, cuadro dentro del cuadro, se ve un tapiz, colgando de la pared de la escena, con las dos mujeres protagonistas. Se nota el tapiz con un enmarcado bordado, insertado como un trampantojo. En dicho tapiz vemos además el tema elegido por Aracne en la competición de talento con Minerva.
Las dos mujeres, en esta “singular tenzone”, eligen temas distintos, pero se ponen mano a la obra con destreza, ligereza y esmero de detalles, eligiendo los colores más variados que rozan “el arcoiris”, según el mismo Ovidio describiría. El oro se mezcla con la seda de manera intensísima y maravillosa.
Minerva, para demostrar su talento, tejerá a los dioses en su gloria. Narra cuatro temas distintos en los cuatro rincones del tapiz en uno de los cuales, ella es protagonista.
Elige la disputa entre ella misma y el dios Neptuno, que compiten por el nombre de la futura ciudad de Atenas. Neptuno ofrecerá el caballo como don para la ciudad y Atenea – Palas –como era conocida por los griegos–, el árbol de olivo. Los doce dioses del Olimpo, con Júpiter en el medio transmitiendo grandeza y poder sobre el mundo, decretan su victoria, por lo que la ciudad se llamará en honor a ella, Atenas.
Con esta representación, era como si Minerva estuviera ya sugiriendo su victoria en la competición con Aracne.
La joven Aracne, en cambio, decide contar todos los vicios y defectos de los dioses, y elige episodios de seducción por parte de éstos, en los que todo estaba detallado con tanta naturalidad y vida que parecía mostrar en vivo a los personajes representados, a los animales, al mar y así todos los demás elementos. Todo estaba hecho con tanta maestría que Minerva no pudo encontrar ningún defecto.
Entre los episodios narrados por Aracne, el que destaca en el cuadro de Velázquez es el rapto de Europa, seducida por Zeus bajo forma de toro, el cual es apenas esbozado por el sevillano con unas pinceladas.
Otro detalle del que vale la pena hablar es que en este cuadro, Velázquez vuelve a “citar” a otros pintores: al maestro Tiziano y a Rubens, ya que la composición del tapiz de Aracne recuerda al cuadro del maestro Tiziano Vecellio, El rapto de Europa.
En la misma sala del Museo del Prado donde se expone Las hilanderas, se puede admirar El rapto de Europa, pero la versión del Museo del Prado es una copia de Rubens hecha a partir de una obra de Tiziano. Rubens solía realizar copias del maestro veneciano cada vez que podía para aprender y mejorar su técnica.
La obra de Rubens es una copia fiel del cuadro del maestro Tiziano, hoy parte de la colección del Isabella Stewart Gardner Museum de Boston.
A su vez, El rapto de Europa de Tiziano –que como dije, se encuentra en Boston– forma parte de la serie de “Poesías” hechas para Felipe II de España, la cual data entre 1560-1562.
De este, Rubens realizó la copia durante su estancia en Madrid entre 1628-1629 y llevó consigo el cuadro, que se quedó en Amberes hasta su muerte.
Posteriormente, así como otras obras del pintor, serán adquiridas por Felipe IV de España. Hubo un momento en que las dos versiones estuvieron en España como parte de la Colección Real.
La obra de Tiziano salió del país en la época de Carlos III de España. Después pasó a las manos de Felipe V y de allí a la familia Orleans.
Fue en el siglo XIX cuando fue adquirida por la familia de Isabella Stewart Gardner, una de las coleccionistas más importantes de nuestro siglo.
Ella fue una mujer emancipada, abierta, inteligente, con un gusto refinado y clásico, que le llevó a adquirir obras muy significativas, como El jaleo de Sargent, Virgen con el Niño y ángel de Botticelli, El rapto de Europa de Tiziano, La Dormición y la asunción de la Virgen de Fra Angelico y el Rey Felipe IV de España de Diego Velázquez, las cuales están expuestas en un museo que lleva su nombre.
“La Sra Jack Gardner es una de las siete maravillas de Boston. No hay nadie como ella en ninguna ciudad de este país. Ella es una bohemia millonaria. Ella es la líder …No imita a nadie, todo lo que hace es novedoso y original”, un reportero de Boston
En 2021, el Museo del Prado, en ocasión de la exposición “Pasiones mitológicas”, agrupó las seis obras que componen dichas “Poesías” (Dánae, Venus y Adonis, Perseo y Andrómeda, Diana y Acteón, Diana y Calisto y El rapto de Europa).
Por razones ocultas a mi entendimiento, El rapto de Europa de Tiziano y Rubens no se expusieron juntas. La versión rubensiana se quedó en la sala de siempre, para hacerle compañía a Las Hilanderas.
Otros cuadros en cambio sí que se pudieron admirar uno al lado del otro como el caso de las versiones de Dánae.
¿Quién es Dánae?
Dánae es una princesa, hija de Acrisio, rey de Argos y de Euridice. Será la madre de Prometeo, hijo que tendrá con Zeus. La manera en la que Zeus seduce a la joven princesa es tema recurrente en el arte y sobre todo en las obras del maestro Tiziano.
Pero este es otro caso de Art Detective.